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«No lo podemos permitir»

«No lo podemos permitir»

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Después del Mundial los auténticos expertos en táctica futbolística han ocupado su tiempo en inundar las redes sociales para ser expertos opinólogos en políticas migratorias. Hasta aquí todo puede parecer normal ya que en nuestro país existe la libertad de expresión, quedando en la responsabilidad y conciencia de quien opina verter razonamientos fundados o no.

No obstante, cuando políticos de primera fila de la derecha europea más rancia como Matteo Salvini, Ministro de Interior Italiano, o el nuevo y recién elegido Presidente del PP, Pablo Casado, se atreven a adoctrinar y verter opiniones infundadas en falsos bulos en pro de ganar los votos de la ultra derecha española y fomentar la xenofobia hacia las personas migrantes, es aquí cuando quienes seguimos apostando por el respeto a los Derechos Humanos y la igualdad de todas las personas, tenemos que reflexionar, opinar y contrarrestar tanta declaración infame basada en infundios.

Mi experiencia, ya no como trabajador social, ni mi punto de vista desde el mundo de la criminología, tampoco como delegado de Seguridad de una las ciudades mayores de la provincia de Cádiz o como Secretario General de las Juventudes Socialistas de Cádiz; mi experiencia como persona involucrada en el problema, que ha estado en más de una ocasión en contacto con estas personas, me ha hecho ver que no todo lo que nos cuentan es cierto; que no vienen a quitarnos nada, que no vienen por viaje de placer, que no gastan nuestros recursos… infundios y mentiras interesadas para camuflar la verdadera discriminación y xenofobia que está inundando los países europeos y que ya ha aterrizado en España a través de los “nuevos líderes”.

Mujeres embarazas que arriesgan su vida y la del nonato por conseguir que nazca en nuestro país y así lograr la nacionalidad; hombres mugrientos sin formación cuyo objetivo es quitar el trabajo a los españoles; jóvenes sin formación que quieren entrar en nuestro sistema y beneficiarse de las ayudas de los servicios sociales y personas enfermas que desean aprovecharse del Sistema Público de Salud Andaluz, por ser el mejor del mundo. Quizá esto es lo que espera encontrarse la regenerada derecha española con Pablo Casado al frente, muy lejos de mi experiencia personal donde las mujeres que llegan no piensan ni siquiera en papeles, son mujeres que han escapado de la esclavitud en Libia tras quedar embarazadas, a menudo fruto de una violación, mujeres que escapan de “sus amos”. Así es, aún existe el mercado de esclavos; personas con alta cualificación formativa y en idiomas, cuyo paso por España quieren que sea corto, ya que nuestro país es lanzadera para Europa, y en la mayoría de los casos para Francia donde comparten idioma y tienen familiares y amigos; su situación irregular no les permite disfrutar de los mismos derechos que los españoles, al no estar nacionalizados; las ayudas de los servicios sociales en nuestros ayuntamientos están limitadas por ordenanzas que temporalizan en meses el requisito de empadronamiento para poder optar a ellas y, en cualquier caso, lo harán en igualdad de condiciones, por tanto no hacen uso de las arcas municipales.

Al contrario de lo que dicen estos bulos, estas personas no vienen con enfermedades de gravedad o raras que necesiten una atención, lo más “grave” que he conocido es alguna que otra sarna cuya cura es simple. Por tanto, las dolencias que presentan son las propias de un viaje largo, no portan enfermedades contagiosas ni son personas que vengan de turismo sanitario. Tampoco se les da un trabajo. Es más, no se les reconoce el derecho a estar aquí, por tanto, no se les ofrece ayudas ni la posibilidad de conseguir un trabajo legal.

Esta es mi experiencia. Quizá rompa los esquemas cuando digo que lo único que veo son personas educadas en la lucha por conseguir un futuro mejor, cueste lo que cueste. Huyendo de la guerra, la miseria, las violaciones, el tráfico de personas… ¿Por qué entonces se inventan falsas historias? Que cada uno saque sus conclusiones. Mi primera conclusión, a modo de llamamiento, es la urgente necesidad de que desde la Unión Europea y los principales países implicados se tomen de una vez por todas en serio este drama humanitario, igual que lo está haciendo el Gobierno de España y el Gobierno de la Junta de Andalucía; y que no sigan permitiendo que tantas personas, diferentes colectivos, entidades y ayuntamientos se sientan que están luchando como David contra los gigantes.

 

Ángel M. González Arias

Secretario General de las Juventudes Socialistas de la provincia de Cádiz.

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