Historia de un bloqueo a la senda del déficit
Nadie dijo que fuera fácil, pero ahí está el nuevo gobierno socialista de Pedro Sánchez, rompiendo el techo de cristal con su consejo de ministras, cerrando nuevas subidas del salario mínimo y recuperando la sanidad universal en todo nuestro territorio. Nuestro país necesita muchísimos cambios, pero una de las cuestiones principales para recuperar progresivamente la calidad de nuestros servicios públicos es la flexibilización del objetivo de déficit. En otras palabras, más dinero para poder pagar nuestras necesidades.
¡Con la oposición hemos topado! Podemos parecía querer ser ese socio preferente capaz de dar apoyos en todo aquello de especial necesidad para nuestro país, como por ejemplo mejorar los principales servicios públicos. Pues bien, hace unos días se abstuvieron en algo que permitiría mejorar esos servicios y afrontar una serie de inversiones importantes en nuestra nación. Sí, la tan ansiada flexibilización del objetivo de déficit. A pesar del acuerdo con la comisión europea para poderlo aplicar, a pesar de que es la primera medida rápida para poder empezar a ver cambios de verdad en materia presupuestaria, a pesar de que era el mejor momento para demostrar a comunidades autónomas y a ayuntamientos que a ellos si les importa de verdad la gente. No pudo ser, ¿por qué? “Esos objetivos son unas cifras que sólo miran hacia la mayoría absoluta del PP en el Senado», dijeron.
¿Y que tenemos por el otro lado? Apenas ha pasado una semana desde que saliera proclamado el flamante presidente de este “nuevo” PP ¡perdón! quise decir retro, porque a las cosas hay que llamarlas por su nombre y este disco suena un poco viejo. ¿Volver a la ley del aborto del año 1985? ¿Cuestionamiento del espacio Schenguen Europa? ¡Guau! Es posible que a líderes europeos como Marine Le Pen y Matteo Salvini les agrade bastante lo que opina esta nueva cara de la derecha española, Pablo Casado. Lo triste de todo esto es esa batalla por los votantes en tiempos de volatilidad electoral, y claro, no podíamos olvidarnos del líder de Ciudadanos, Albert Rivera. El voto conservador o derechas en España está de rebajas y parece ser que desde la formación naranja no gusta mucho todo esto del cambio de caras, así que ahí andan estos dos “chavales”, peleándose por ver quién parece más duro (o austericida) frente a un gobierno progresista que no tiene tiempo para batallitas. Todavía resuena en los pasillos del Congreso aquellas palabras que espetaban tanto PP como Ciudadanos al PSOE no hace mucho, cuando entonces gobernaba Rajoy: “Estabilidad”, “lealtad” y mi favorita, “responsabilidad de estado”. Sí, ambos partidos votaron en contra de esta flexibilidad del déficit. Lo cual hace preguntarnos lo siguiente ¿Cómo es posible que PP y Ciudadanos pidan más ajustes de los que exige Bruselas?
Pero, hablemos claro, ¿de cuántos millones de euros estamos hablando? 6.000. Lo que viene siendo toda la inversión pública de un año en diferentes infraestructuras, como carreteras, ferrocarriles y puertos. En Andalucía hay algunas tan importantes como el impulso final del AVE a Granada, el corredor Algeciras-Bobadilla o la ampliación del metro de Sevilla.
En definitiva, la broma nos saldrá cara, ya que obligará a todas las Administraciones a recortar más: 1.000 millones al Estado, 2.500 millones a la Seguridad Social y 2.500 millones más a las comunidades autónomas. Ahora pregúntense lo siguiente: ¿dónde queda el interés general de defender el bienestar de la gente? Unos hablan de “gente”, otros de “la España de las banderas y balcones”, pero al final sus intereses partidistas siempre estarán por encima de todo.
¿Y qué harán los socialistas después de esto? Nunca tirar la toalla, seguir trabajando, y sobre todo, seguir defendiendo los intereses de a quienes nos debemos, la ciudadanía.
Pablo Gómez Martín-Bejarano, Secretario de economía y emprendimiento de Juventudes Socialistas de Andalucía.
