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¿Somos cómplices de la información falsa en Redes Sociales?

¿Somos cómplices de la información falsa en Redes Sociales?

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Diariamente recibimos a través de las RRSS cientos de impactos que nos trasladan una información noticiosa, veraz o no, con datos escandalosos o alarmantes que nos impulsan a reenviarlos sin someter los hechos a un juicio, crítico y racional, convirtiéndonos en meros cómplices de una cadena construida con el objetivo de provocar efectos colaterales negativos contra colectivos sociales, el gobierno, personas públicas, grupos políticos, etc.

Incluso, estos bulos pueden estar diseñados para robar información personal de los usuarios incautos que pasará a engrosar por inmensas bases de datos y, posteriormente vendida a empresas privadas que nos utilizarán para vendernos todo tipo de productos o ser simples portadores de publicidad a través de spam utilizando nuestros correos electrónicos o perfiles de usuarios…

La divulgación de rumores y noticias falsas, conocidas como “Fake News”, que las personas asumen como información real no es un fenómeno nuevo en la sociedad de la información en la que estamos inmersos y de la que es prácticamente imposible escapar. Lo preocupante del tema en cuestión es la rapidez con la que esta información se difunde a través del uso masivo de las redes sociales.

Podríamos definir esta desinformación como un tipo de información que pretende manipular la opinión pública con un fin claramente propagandístico y un dato muy a tener en cuenta es que las RRSS son la principal fuente de información de la población más joven.

No podemos obviar que las redes sociales permiten a millones de personas opinar y mantenerse informadas a cualquier hora y en cualquier lugar donde exista un acceso a internet, pero la lógica nos dice que deberíamos dar un paso más hacia adelante e implicarnos en la difícil tarea de identificar la información y las noticias falsas publicadas antes de difundirlas. Todo ello a pesar de la complejidad que los delincuentes cibernéticos nos plantean con la imitación de formatos de noticias reales reforzadas con vídeos para reafirmar su veracidad o la creación de webs que simulan páginas oficiales de noticias.

Como usuarios y consumidores de información a través de estos canales “informativos” tenemos la obligación de adoptar una actitud responsable y analítica de la información que recibimos para no caer en trampas y ser coautores del hecho difundido, ya sea por desconocimiento o intencionadamente. Debemos validar si la información que nos llega es real o falsa acudiendo a medios oficiales, comprobando si la noticia recibida tiene firma que aclare quién es el autor/a del contenido, seleccionando el texto y haciendo una búsqueda en Internet o indagar el perfil o cuenta de quién nos transmite dicha información observando el número de seguidores que tiene, cuando se creó la cuenta, si se tiene seguidores en común o qué tipo de información comparte. Son sencillas acciones que nos van a permitir determinar la credibilidad de la noticia a la hora de propagar la información desde nuestros perfiles personales apostando por una información veraz y de calidad. Debemos convertirnos en lectores críticos, formados y cuestionar ese tipo de información alarmista para que no seamos utilizados dentro de ese gran mercado propagandístico de las falsas noticias intencionadas. A la hora de propagar una noticia debemos recordar que, si no tiene firma, seremos los autores materiales de esa gran mentira y que es mejor prestar atención a los pequeños detalles utilizando siempre nuestro sentido común.

 

Carolina Santaella Higueras, Secretaria de Comunicación y RRSS de JSA

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